Cuando agoniza la fiesta todas encuentran pareja menos Lola que se va, sin ser besada, a dormirse como cada noche sola y una lágrima salada con sabor a mermelada de ternura moja el suelo de su alcoba donde un espejo le roba la hermosura.


Nadie sabe cómo le queman en la boca tantos besos que no ha dado, tiene el corazón tan de par en par y tan oxidado.