No hay un ingenuo que vista una flor... sería como...
 taparle la hermosura, desnuda.

En las madrugadas solía estar mareada. A menudo confundida. Una vez viniste y me encontraste en el medio de la gente. En ese momento me sentía tan perdida que ver tu cara entre tanta irrealidad fue algo increíble.
Y el diálogo siempre era el mismo.


 -¿Estuviste tomando?
 -Gracias por venir.